Hay que saber si un pulpo está de buen o de mal humor. O si está asustado, enfadado o a punto de atacar. Esto se sabe porque el pulpo es capaz de cambiar de color gracias a unas células especiales que tiene en la piel, que también le sirven para camuflarse.
Cuando está tranquilo y contento, tiene el típico color rosado tirando a violeta de los pulpos. Cuando se enfada, en cambio, se pone blanco. Cuando se siente amenazado y esta a punto de atacar se pone muy oscuro. Y cuando está realmente asustado nos suelta un chorrillo de tinta.
Además es capaz de arrugar la piel y presentar pequeños abultamientos para incrementar su potencial de camuflaje. Por eso a veces es complicado encontrar a nuestro amigo cuando se arrincona el algún huequecillo, porque además de adoptar el mismo color de la roca, su piel toma la misma textura.
Y también es capaz de adaptar su cuerpo casi a cualquier forma, introduciéndose en agujeros o sitios donde otros animales no lo conseguirían. Todo un contorsionista.
fuente: http://www.andaluciainformacion.es
20.5.09
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario